Además de obtener la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (y muchos otros premios internacionales), ha expuesto en el MoMA y en el Guggenheim de Nueva York, en el Centre Pompidou de París, en el Museo Reina Sofía de Madrid, el Ermitage de San Petersburgo (siendo hasta este momento el único artista español al que se le ha dedicado una exposición individual)… Fue uno de los introductores del arte abstracto en la península pero por su constante evolución es difícil encasillarlo en una corriente artística determinada. Sus esculturas destacan por su fuerza y por su expresividad. Es admirable el tratamiento del espacio como parte esencial de la escultura. Por otra parte, su concepción humanista, tanto en su vertiente más íntima como en su vertiente monumental se resume en la siguiente reflexión: [… ] Escapemos al materialismo que nos rodea volviendo al espacio interior del hombre nuevo capaz y comunicable. […] Conociendo el movimiento general internacional del arte y sus obras hijas de nuestro tiempo, ante la amenaza de la deshumanización del hombre actual que nos acecha, preferimos de manera especial aquellas expresiones que pretendan referirse al problema filosófico, social y humano o que acusen, delaten, las circunstancias actuales en que el hombre vive”. Estas palabras quedan grabadas en sus esculturas y del mismo modo deberían esculpirse en nuestro pensamiento, de este modo: a fuego, hierro y bronce.